Es imposible traspasar lo que no se tiene
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Loli izquierdo
En este último artículo del año me gustaría tener la capacidad de transmitir alegría, esperanza, ilusión y optimismo a quienes se paran a leer esta columna siempre franca y sincera. Para todos ustedes, mi deseo de que el Nacimiento del Niño Jesús les colme de bendiciones.
Pero qué difícil me resulta trasladarles esa esperanza. Es imposible traspasar lo que no se tiene. Confiaba en que estas fechas en la que los cristianos conmemoramos el Nacimiento de Jesús, me inocularían ese espíritu navideño en el que nos vestimos de bondad y generosidad. Pero no ha sido así y bien que lo siento.
Las noticias sobre lo que está pasando en España no nos dan tregua. Un escándalo diario y esperando el siguiente.
Para los que vivimos muy de cerca la gestión política a todos los niveles, local, regional y nacional, nos encontramos en una situación de absoluto asombro. Y también de indignación. Resulta difícil entender a un ciudadano cumplidor de sus obligaciones civiles que el gobierno de la nación esté inmerso en múltiples casos de “presunta” corrupción (no solo política, también moral) y que no aparezca nadie que defienda los intereses de todos alzando la voz ante tanta ignominia.
Lola Izquierdo Mora
Vemos que quien tiene la obligación de defender a todos y cada uno de los españoles, se dedique él y todo su séquito de casi mil asesores, a salvaguardar el poder a toda costa. Vemos que quien tiene la obligación de perseguir escrupulosamente el delito, el Fiscal General del Estado, sea capaz de utilizar su cargo para proteger a un gobierno y un presidente perseguidos por la corrupción según atestiguan los informes de la UCO y otras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Vemos que quien tiene la obligación de defender la independencia judicial, el ministro de Justicia, se dedique a insultar y acusar a los jueces de cometer delitos como la prevaricación. Vemos que quien tiene la obligación de defender la Sanidad pública, ministra de Sanidad, esté entregada a desmantelar la Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado (MUFACE).
Para los que vivimos muy de cerca la gestión política a todos los niveles, local, regional y nacional, nos encontramos en una situación de absoluto asombro. Y también de indignación. Resulta difícil entender a un ciudadano cumplidor de sus obligaciones civiles que el gobierno de la nación esté inmerso en múltiples casos de “presunta” corrupción (no solo política, también moral) y que no aparezca nadie que defienda los intereses de todos alzando la voz ante tanta ignominia.
Vemos que quien tiene la obligación de proteger a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para que trabajen con seguridad y mejores medios, ministro del Interior, lleva tiempo favoreciendo a presos etarras acercándolos a las cárceles vascas (incluso poniéndolos en libertad) sin amparar a Policías y Guardias Civiles que tienen que hacer su trabajo en condiciones precarias. Vemos que quien tiene la obligación de velar por los derechos de nuestros niños y jóvenes en la Educación, ministra de Educación, utiliza su área para adoctrinar ideológicamente a los alumnos sin respetar la libertad de cada familia. Vemos que quien tiene la obligación de vigilar las cuentas de la nación y darle el mejor uso al dinero de todos, ministra de Hacienda, nos endeuda cada día por su malísima gestión perjudicando a las generaciones futuras. Vemos que quien tiene que proteger nuestro Patrimonio y Cultura, ministro de Cultura, persigue desmantelar el Museo del Prado. Vemos que quien tiene que ocuparse de que España ocupe un lugar relevante en el mundo y tenga las mejores relaciones con los países, ministro de Asuntos Exteriores, nos ha alejado de las alianzas más importantes de los continentes para simpatizar con las dictaduras como la de Venezuela con Maduro. Vemos que quien tiene que pelear en Europa por nuestros agricultores y ganaderos, ministro de Agricultura, defiende a capa y espada esa Agenda 2030 que perjudica al sector más importante de nuestra economía.
Me cuesta seguir porque son 23 ministerios centrados en cualquier cosa menos en defender y luchar por los intereses de los españoles.
Con este panorama, es difícil albergar alguna esperanza. Sobre todo, viendo como los españoles asisten impasibles al desmantelaiento de una nación milenaria, España.