En una carta conjunta, los prelados de Mérida-Badajoz, Coria-Cáceres y Plasencia alertan sobre la “Extremadura vaciada” y llaman a impulsar el desarrollo con más infraestructuras y oportunidades laborales.

Los obispos de las diócesis de Mérida-Badajoz, Coria-Cáceres y Plasencia han hecho pública una carta conjunta titulada “Por amor a nuestro pueblo”, en la que manifiestan su preocupación por la despoblación y el envejecimiento que sufre Extremadura, un fenómeno que califican como la “Extremadura vaciada”.

En el escrito, los tres prelados hacen un llamamiento a toda la sociedad y a las administraciones públicas para que tomen conciencia de la gravedad del problema y se tomen medidas decididas que frenen esta tendencia. “Faltan oportunidades y es urgente dotar a la región de infraestructuras que impulsen el desarrollo y atraigan empresas”, señalan.

Entre los datos expuestos, los obispos subrayan que en enero de 2024, de los 388 municipios extremeños, 231 perdieron población, 144 la aumentaron y solo 13 la mantuvieron estable. Un desequilibrio que llevó al Instituto Nacional de Estadística (INE) a advertir en marzo de 2023 que Extremadura había perdido habitantes durante la última década a un ritmo de 12 personas al día, es decir, una cada dos horas. Las proyecciones apuntan a que esta caída poblacional continuará a un ritmo similar durante la próxima década.

A pesar del tono de preocupación, el documento también recoge motivos de esperanza. Los obispos destacan el arraigo y la solidaridad de la población, así como nuevas dinámicas positivas: “familias que llegan atraídas por la calidad de vida y la posibilidad de teletrabajar, iniciativas de emprendimiento ligadas a los recursos del entorno rural y el descubrimiento de nuevos nichos laborales”.

Como gesto simbólico para visibilizar la situación, el pasado lunes 31 de marzo, a las 13:00 horas, las parroquias de las tres diócesis realizaron un toque de campanas simultáneo, en señal de llamada a la reflexión y al compromiso con el futuro de la región.